Durante 2023 y 2024, el Canal de Suez atravesó uno de los periodos más complejos de su historia reciente debido a la inestabilidad en el Mar Rojo. Esta situación provocó que la mayoría de las grandes navieras desviaran sus rutas hacia el Cabo de Buena Esperanza, generando incrementos significativos en costes operativos, tiempos de tránsito y presión sobre los mercados logísticos globales.
La importancia estratégica del Canal de Suez radica en que conecta el Mediterráneo con el océano Índico, constituyendo la vía marítima más corta entre Asia y Europa. Por Suez circula aproximadamente el 12–15 % del comercio marítimo mundial y más del 20 % del tráfico global de contenedores. Cualquier interrupción o desvío masivo de buques repercute directamente en los costes logísticos, los tiempos de entrega y la estabilidad de las cadenas de suministro internacionales.
En las últimas semanas, y según informaciones que han comenzado a difundirse, probablemente se esté observando un escenario de progresiva normalización. Algunas fuentes apuntan a que algunas grandes navieras como estarían valorando un retorno gradual al tránsito por Suez, condicionado. De confirmarse, este avance representaría un indicador de confianza tras meses de tensiones en la región.
En conjunto, todo apunta a una fase en la que la industria marítima evalúa cuidadosamente un posible regreso a la operativa habitual. Aunque habrá que seguir de cerca la evolución de la seguridad y los anuncios oficiales. Los movimientos recientes sugieren una tendencia moderada hacia la estabilización del corredor estratégico más importante entre Europa y Asia.
